Montevideo Uruguay, 1970.
La pasión por jugar a crear pequeños mundos con personajes hechos a mi medida viene desde hace muchos años, cuando era un niño. Pasaba horas dibujando e intentando hacer historias con trozos de otras leídas, vividas o encontradas por ahí. Con el tiempo mi trabajo se fue orientando casi inevitablemente hacia el mundo de la comunicación gráfica hasta el día de hoy.
Sin embargo, no fue hasta hace unos pocos años atrás cuando empecé a buscar tiempo para, usando las herramientas de comunicación de mi trabajo, darle un curso personal y recuperar esas historias y/o visiones particulares del mundo con las que me entretenía de chico.
El collage surgió entonces a finales de la pandemia como un lenguaje ideal para expresar ese mundo surrealista, áspero y a veces oscuro en el que vamos moviéndonos día a día.
Fijas y animadas, estas ilustraciones buscan expresar sin palabras nuestro transcurso por el camino irregular de la existencia.